Así, de la noche a la mañana, me he convertido de madre en mejor amiga. Solo quiere jugar conmigo, bañarse conmigo, comer cuando como yo, dormir cuando duermo yo... Y oye, esta situación me halaga tanto como me agobia. Ella no entiende que esté delante del ordenador para hacer más cosas que meterme en Facebook y Twitter y que el hecho de que no me vaya a la oficina a trabajar no significa que no trabaje. Y tenerlo que explicar una y otra vez todos los días desde hace 10, agota al más paciente.
Pero ahora que estoy más en la calle me he dado cuenta de que no es cosa de mi nueva situación laboral. En estos días he escuchado a más de una madre decir aquello de "por qué no te habré apuntado al campamento" o "no puedo más contigo y eso que no llevas una semana de vacaciones" o "¿cuánto dices que queda para que empiecen el curso?" Y yo creo que lo que nos pasa es que estamos en periodo de adaptación, como cuando van por primera vez al cole. Están desfogados, cansados, acalorados y eso se nota en su excitación y capacidad de aguante. Están tratando de disfrutar el día a día como si no hubiera un mañana con la diferencia de que ellos están de vacaciones y nosotros no.
Así que como adultos que somos, o tratamos de serlo, solo nos queda aguantar un poco y dotarnos de altas dosis de paciencia hasta que colguemos el cartel de "cerrado por vacaciones". Entonces ellos estarán adaptados y nosotros encantados.
¡¡FELIZ JUEVES!!