Decidir dejar el pecho es una decisión que por lo general a las mamás nos da muchísima pena. Nuestro bebé se hace un poquito más mayor y además tenemos la sensación de que vamos a perder ese momento tan especial del que solo nosotras podemos disfrutar. Tenemos la sensación de que el destete romperá con ese vínculo, esa complicidad, esos momentos especiales que hace de nuestra relación algo único.
Yo lo deje porque empezaba a pesarme y ya no lo disfrutaba tanto. Después de 13 meses de lactancia consideré que ya había cumplido más que de sobra con mi cometido en lo que a lactancia se refería. Igualmente me dio mucha pena. Como madre te sientes egoísta por decidir algo sin tener en cuenta sus deseos, pero a veces hay que tomar decisiones unilaterales por el bien de todos.
Como os he comentado en anteriores posts en los que os hablaba tanto sobre el destete diurno, como el destete nocturno, fue todo muchísimo más fácil de lo que esperaba. Además, ese destete del que había leído que sería el comienzo de la rotura del vínculo, lejos de actuar como tal, ha reforzado nuestra relación y ha traído consigo muchas cosas bonitas.
Si tenéis miedo de destetar por perder “vuestro momento”, sabed que no va a ser así. Creareis otros momentos maravillosos y especiales que seguirán haciendo de vuestra relación madre-hijo algo muy especial. ¡Ahí van los míos!
Aprendido a entender y escuchar: La teta es alimento, pero también es consuelo, convijo, comprensión… la teta es muchas cosas y a veces se utiliza de manera indiscriminada. La teta casi siempre funciona a la hora de calmar un bebé y muchas veces nos aprovechamos de esa arma sin escuchar más allá. Desde el destete he aprendido a escuchar más a mi hija, a mirarla a los ojos e intentar entender sus necesidades y sus sentimientos. Siento que hemos dado un paso más allá en nuestra relación y en nuestro vínculo, sin “interferencias tetiles” de por medio. Comunicación directa cara a cara.
Bañarnos juntas: Puede parecer una tontería, pero antes del destete yo no me podía bañar con mi hija sin que ella se lanzase a mi pecho continuamente. He llegado a bajarme con ella con el sujetador puesto para poder disfrutar de esos momentos sin que el pecho interfiriese. Ella disfruta muchísimo del baño, le encanta, y ahora que puedo bañarme y disfrutar con ella, jugar, salpicar, enseñarla a lavarse el pelo o frotarse la barriguilla.
Dormir y soñar: No dejamos la teta para dormir mejor. Había oído experiencias de mamás que comentaban que desde que habían dejado la teta, sus bebés habían empezado a dormir del tirón. Es una idea que, cuando llevan casi año y medio sin dormir ni una sola noche del tirón, te llama y mucho, pero desde mi punto de vista no debería ser una razón para destetar. No es una ciencia exacta, no hay garantías. Si tu bebé es de dormir mal, seguirá sin hacerlo bien con teta o sin teta hasta que llegue “su momento”. Debo reconocer que desde que destetamos, dormimos algo mejor, hemos reducido los despertares a un par por noche y cuando se despierta, bebe un poco de agua y en seguida vuelve a dormirse. Creo que ha habido noches que incluso se ha despertado una sola vez, pero todavía estamos lejos de dormir del tirón. Sin embargo no era de dormir bien o mal de lo que quería hablaros sino del hecho de que Olivia no busque teta cada vez que se despierta, y que en lugar de eso, busque un abrazo, un mimito o mi camiseta para agarrarse. Eso sí que mola. Seguimos colechando, y muchas veces nos quedamos dormidas abrazadas (creo que incluso a veces me ha dormido ella a mí en lugar de yo a ella) sin teta de por medio, sin tirones de camiseta y sin esa sensación de agotamiento por lactancia. Esa sensación de vínculo y amor desinteresado es una de las mejores cosas del destete.
Independencia y amor desiteresado: Como os decía creo que desde el destete, nuestro vínculo no solo no se ha roto sino que se ha reforzado, la siento más cercana, más comunicativa, más cariñosa y también más mayor. Es más independiente y se entretiene más con “sus cosas”. Seguramente algunas de estas cosas relacionadas con la madurez, tenga que ver con su evolución natural, pero estoy segura de que el destete también ha tenido algo que ver.
Seguramente llegue el día en el que eche de menos la lactancia, igual que se echa de menos la barriga de embarazada por muy torpe que te hiciese sentir, pero a día de hoy me siento más ligera, más independiente, me siento mucho mejor conmigo misma y lo que es más importante, mejor en mi relación con Olivia. Me siento mejor mamá del montón.