La resiliencia, el secreto de la felicidad
Eso que conocemos como“crecerse ante la adversidad”… Sí, eso, justamente eso es laresiliencia, una palabra que define la RAE como la “capacidad para asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”. Y aún más, pues tal como recuerda Elisa Agudo, coach empresarial de ‘¿Quién dijo imposible?’, el término hace alusión también (en mecánica) a la capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación. Curioso, ¿verdad? “Eso es, sí señor, soportar la presión y permitirla de modo que podamos volver al estado y forma originales. O no, porque quizá alcancemos una naturaleza mejorada respecto a la inicial. Podríamos decir que la resiliencia es la entereza más allá de la resistencia”, precisa Agudo.
El refranero español o el acervo común está plagado de expresiones que, aunque no nos hayamos dado cuenta, hablan en realidad de resiliencia. No en vano todos parecemos tener claro que se aprende de los errores aunque en realidad pensemos, como comenta la coach de ‘¿Quién dijo imposible?’, que no es la mejor forma de aprender algo, por resultarnos árida y dolorosa. Después de un episodio difícil en nuestras vidas la mejor lección es que ese dolor o experiencia traumática han de servir, como recuerda Elisa Agudo, para fortalecernos interiormente. Y eso va a depender de nuestra actitud. “El gran Borja Vilaseca me enseñó que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Depende de nosotros decidir cómo tomarnos esa circunstancia insoportable, ese momento asfixiante, esa relación insufrible o lo que sea que nos esté atrapando en cada etapa de nuestra historia personal”, argumenta.
Cómo saber si tienes resiliencia
Comportarse como el protagonista de su propia existencia es una de las principales cualidades de una persona resiliente, en opinión de Elisa Agudo.
La persona resiliente posee las siguientes características que hacen que se sienta cómoda con la forma con la que afronta retos o situaciones complejas negativas que afectan a su vida y a su vez fomentan el hábito resiliente en ella, según revela Javier González, CEO del Instituto Superior Magna Coaching:
1. Tiene confianza en sus capacidades; se conoce y sabe cuáles son sus fortalezas y puntos de mejora.
2. Posee capacidad analítica y dimensiona los problemas de forma adecuada; mantiene los pies en la tierra y evalúa el entorno en el que se encuentra, asignando a cada circunstancia la debida prioridad.
3. Desarrolla su iniciativa y se fija objetivos alcanzables. Establece metas a las que quiere llegar, tiene una misión y visión en su vida.
4. Establece relaciones sociales constructivas sobre la base de los límites que quiere establecer y la comunicación asertiva.
5. En lugar de encerrarse en sí misma, esta persona sale al exterior, conociendo y aceptando la situación que está viviendo, pero desarrollando iniciativas para cambiarla.
Por su parte, Laura Gutiérrez, coach ejecutivo y personal y también instructora de mindfulness, incide en estos otros aspectos, algunos complementarios, otros similares; para definir cómo actúa una persona resiliente:
1. Desarrollan la capacidad de adaptación a los cambios con flexibilidad, tolerancia y manteniendo la calma en las dificultades.
2. Si una situación no funciona de la manera prevista, saben dar alternativas con creatividad y proponen nuevas opciones ventajosas.
3. No ponen el foco en el área del problema sino que analizan los porqués y enfocan en el área de influencia personal y en la actitud con la que se afronta esa situación límite. Así conectan con una actitud positiva y la empatía para iniciar nuevas acciones.
4. Evitan las fugas energéticas y no pierden un minuto en colocarse en una situación de víctima o quejarse, sino que toman las riendas de los retos desde el centro vital, desde la esencia de su ser más auténtico y honesto con la situación que viven.
5. Tomar distancia con sentido del humor y vitalidad. Reírnos y ver lo cómico de la situación nos ayuda a relativizar y dejar de ver el problema desde la gravedad como si viviéramos una tragedia y evita reaccionar desde emociones tóxicas.
6. Ven los problemas no como errores o equivocaciones sino como aprendizajes y experiencias, por lo que no hay una pérdida de confianza, seguridad y autoestima, que es el motor para generar empoderamiento personal y crear nuevas vías de solución.
En resumen, como destaca el coach Enrique Jurado, creador del BrandCoaching, las claves de la forma de ser de una persona resiliente las perfila Donald Meichenbaum, psicólogo y cofundador de la terapia cognitivo-conductural, en ‘Hoja de ruta para la resiliencia’.
– Son positivas. Tienden a fomentar las emociones positivas más que las negativas. Ven la vida con optimismo y esperanza. Tienen un fuerte sentido del humor y se ríen de sí mismas.
– Son proactivas. En lugar de esperar pasiva y reactivamente a ver qué pasa en sus vidas, son personas activas y proactivas. Y cuando algo no se puede cambiar, aprenden a aceptarlo y sacarle el maximo partido.
– Son flexibles. Saben adaptarse a las distintas situaciones, manteniendo una apertura mental a nuevas ideas y no necesitan llevar la razón.
– Son saludables. Un aspecto importante de la resiliencia es una salud física adecuada, ejercicio regular, una alimentación adecuada y eliminar el uso de alcohol, tabaco y cafeína.
Técnicas para desarrollar y aumentar la resiliencia
El primer paso es, según explica Laura Gutiérrez, permitirse a uno mismo ver la realidad tal cual es sin evadir la dificultad, para después normalizar el problema que no se espera y aceptar que lo que sucede es temporal. Así, la experta aconseja no responder rápidamente, sino tomar distancia para tener una visión amplia que nos permita regularnos emocionalmente y no reaccionar actuando con el “piloto automático” de modo que empeoremos la situación. Otros recursos útiles son, a su juicio, permanecer en calma, mantener una coherencia interna entre lo que piensas, sientes y haces y escuchar asertivamente diferentes puntos de vista, estableciendo vínculos y relaciones sinceras.
Otras técnicas, detalladas por el coach Javier González son:
– Hablar de forma positiva. Si observamos nuestro lenguaje, tendemos a generalizar, a hablar con el no por delante en nuestras frases. Todo ello tiene un reflejo en nuestro inconsciente al ponernos barreras que cada vez se hacen más grandes y evitan que podamos escapar de la prisión que nos hemos creado. Hablar en positivo hace que percibamos nuestro entorno como algo abierto y del que podemos obtener un aprendizaje continuo que nos impulse a mejorar en lo que hacemos, en cómo lo hacemos y en qué podemos hacer diferente.
– Arraigar el sentido de la esperanza. Si no pensamos que podemos cambiar y que se puede salir de las arenas movedizas en las que nos encontramos. Si no pensamos que hay esperanza, no podremos ver un camino que se abre paso a través del tortuoso sendero del cambio.
– Adecuar nuestra postura y movimiento, a la hora de andar y de establecer contacto con otras personas de forma que no nos achantemos, que no parezcamos inferiores a nosotros mismos ni a nuestros iguales. La forma de caminar que tengamos expresa el cómo nos sentimos; cambiemos el caminar y cambiaremos nuestros pensamientos.
Como hábito para potenciar la resiliencia, Elisa Agudo sugiere escribir a mano, sin autocensurarse, de modo que la escritura fluya libremente y dejemos brotar las palabras sin restringirlas con juicios de valor. “Contarse un relato sobre lo que nos ha pasado puede convertirse en un factor de resiliencia impresionante”, comenta la coach, quien avisa, eso sí, que la única condición es que alcancemos a darle un sentido en nuestra vida a eso que nos ocurrió, ordenando nuestros pensamientos al respecto y gestionando las emociones surgidas a partir de ello. Después, puede releerse lo escrito o bien puedes deshacerte de ello sin más, pues lo importante es que has liberado esas palabras y les has dado otros significante en tu historia personal. Como dice Boris Cyrulnik, autor del libro ‘El amor que nos cura’, “el relato extrae el acontecimiento del interior de uno mismo”, lo que, comenta Agudo, “nos permitirá abrir las ventanas para sacudir esas alfombras llenas de pena y entre un soplo de aire fresco”.
Valga como cierre para entender el significado auténtico de la verdadera resiliencia, la ‘fábula de la catedral’ atribuida a Charles Péguy que comparte con Mujerhoy la coach Elisa Agudo:
‘Yendo en dirección a Chartres, Péguy ve en un costado de la carretera a un hombre que parte piedras golpeándolas con un mazo. Su rostro expresa desdicha y sus gestos rabia. Péguy se detiene y pregunta: ¿Señor que hace?, “Ya ve usted”, le responde el hombre, “no he encontrado más que este oficio estúpido y doloroso”.
Un poco más adelante, Péguy ve a otro hombre que también se dedica a partir piedras, pero su rostro está sereno y sus gestos son armoniosos. ¿qué hace usted? Señor, le pregunta Péguy. “Pues ya ve, me gano la vida gracias a este cansado oficio pero cuento con la ventaja de estar al aire libre”, le responde el hombre.
Algo más lejos, un tercer picapedrero aparece radiante de felicidad. Sonríe al demoler la masa pétrea y mira placenteramente las lascas de piedra. ¿Qué hace usted?; le interroga Péguy. ¿Yo?, responde el hombre, ¡Construyo una catedral!”.
Tremendo.
Fuente completa aquí.
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