Es una ayuda inestimable para soltar tensión física en los músculos y articulaciones, pero también para liberar emociones y ayudar a la embarazada a sentirse libre de inhibiciones.
Además, la meditación se convierte en una herramienta muy interesante para calmar la mente y convertirla en un instrumento en el que apoyarse a lo largo de todo el embarazo.
Al ser una actividad de bajo impacto y aunque Lourdes Vidal, formadora, profesora de yoga y fundadora de Oyoga Sevilla señala que “se puede practicar desde el primer día de embarazo, siempre y cuando se tengan en cuenta las características especiales de cada etapa”, siempre es necesario ponernos en manos de profesionales que adapten los ejercicios a nuestro estado, para que resulte una práctica segura y beneficiosa.
Así pues, según esta experta, “hay tres partes esenciales que hay que trabajar durante todo el embarazo, si quieres ayudar de verdad al bienestar de la mujer: estabilizadores de la articulación del hombro, faja abdominal profunda (transverso y oblicuos), y músculos estabilizadores de la cadera, incluido el suelo pélvico”. Y ella propone hacerlo de este modo:
Si deseas seguir conociendo los beneficios del yoga durante todas las etapas del embarazo te invitamos a seguir leyendo este artículo
Etapas del embarazo y el yoga
La primera etapa del embarazo, desde el inicio hasta la semana 16: es un periodo de adaptación y debe tomarse con calma. Son adecuados los ejercicios de respiración y relajación, y los movimientos lentos. La consciencia de la respiración permitirá a la madre eliminar la ansiedad que le produce esta etapa y todos los cambios que augura.
Para fortalecer específicamente la musculatura, se trabajará de forma suave, y preferiblemente con ejercicios de suelo, para evitar riesgos de caídas y posibles mareos.
No conviene realizar ‘saludos al sol’ y las asanas (posturas) apenas se mantienen.
En la segunda etapa o segundo trimestre, la mujer ya está más fuerte, los niveles hormonales se equilibran, y la gestación está asentada.
Es el momento de crear espacio en el tronco, para permitir el crecimiento del útero y para que, tanto el bebé como la madre, respiren bien (el bebé va creciendo en dirección a la caja torácica).
Se seguirán trabajando los músculos estabilizadores profundos, y habrá que centrarse en fortalecer los hombros y la zona alta de la espalda, relajando la tensión de los pectorales.
Se fortalecerá el suelo pélvico en asanas sentadas, y se alargará la columna con asanas de estiramiento de los lados del cuerpo. También se fortalecerán las piernas con la postura del guerrero y sus variaciones, lo que da energía y promueve la circulación de la sangre.
Asimismo se alineará la columna en posturas como la silla apoyada en la pared, y se fortalecerá la espalda con el triángulo, el saltamontes desde la cuadripedia, o con ejercicios de estabilización de la articulación sacroilíaca, entre otros.
En el tercer trimestre de embarazo la mujer se siente muy pesada y puede sufrir varias dolencias típicas del embarazo. Sabiendo en todo momento lo que le ocurre a cada gestante, los objetivos serán mantenerla cómoda y prepararla física, mental y espiritualmente para el parto.
Conviene realizar movimientos energéticos, y alternar estiramientos con apoyos y con períodos de respiración profunda y relajación. Hay que estirar el torso para crear espacio, trabajar apertura de hombros por el peso del útero y pecho, suelo pélvico, respiración y entonación vocal, y sobre todo las visualizaciones para trabajar el sistema de creencias.
Como el parto se acerca y los miedos aumentan, la espiritualidad juega un papel importante: se trabajarán visualizaciones de ese momento, haciéndolas placenteras, y reforzando la confianza de la mujer en su cuerpo.
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