Con casi dos añitos mi hijo ha iniciado una nueva etapa: ha empezado a ir a la escuela infantil, como paso previo para ir el próximo año al colegio. El primer día ha sido tranquilo, no lloró. Hoy, sin embargo, apenas llegó al centro se puso a llorar sin parar, pero el detalle fue que lo hizo porque vio el parquecito de juegos a la entrada y quiso quedarse allí y no ir a su aula. Como no tenía otra opción que entrar, hizo una pataleta. Su llanto ya lo conozco: cuando no le dan lo que pide se pone en estado de histeria. A pesar de saberlo me daban ganas de llevármelo, pero la profesora me dijo que lo dejara un momento hasta ver si lo calmaban. Lo tuve que dejar así. Se me partió el corazón aún sabiendo que estaba poseído por la rabieta. Me quedé unos minutos esperando a ver qué pasaba, miraba por la ventana de la escuela que da a la calle, oí por unos minutos que seguía llorando. Me alejé unos metros para no salir corriendo a cogerlo en mis brazos. Unos minutos más tarde volví a pegarme a la ventana, parecía un perro olfateando y dando vueltas. Al no oír más su llanto, decidí irme. El día anterior la profesora me había dicho que esto era normal, que era el periodo de adaptación y que si no podían tranquilizarlo me llamarían al móvil para que me lo llevara. He estado pegada al teléfono ayer y hoy esperando esa llamada, pero nada. Queda una hora para que salga del colegio y supongo que ha superado el día, yo aún no, sigo nerviosa y con un vacío en casa, en el estómago y en el corazón. A la hora de recogerlo, fui rauda a su encuentro, con ganas de abrazarlo y besarlo. Al llegar, su profesora me dijo que debido a la rabieta vomitó, pero que luego estuvo de maravilla, jugando, tocándolo todo, inspeccionando y sin obedecer todavía las órdenes de la maestra (cosa normal, según ella, hasta que se adapte).
Es difícil dejar a tu pequeño al cuidado de otr@s, pero su padre y yo hemos decidido que empiece a ir a esta escuelita para que cuando llegue el día de ir al cole, este momento no sea traumático para él. Además, he notado que mi hijo necesita interactuar con otros pequeños, porque cada vez que ve un niño en el parque o en la calle se emociona y los sigue para jugar con ellos. Veremos a ver cuánto nos dura el período de adaptación, creo que él lo superará más rápido que yo.
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