Escribo este post en respuesta a una de las consultas que recibí hace unas semanas por Instagram cuando pregunté sobre qué temas os apetecía que escribiese en el blog. Una de vosotras me dijo que quería saber más sobre las hormonas en el embarazo.
Desde mi punto de vista hay dos vertientes desde las que tratar este tema. Por una parte, la visión más “teórica” y por otra, el punto de vista más “emocional”.
Parte emocional
La parte emocional es prácticamente indescriptible, cada mujer es un mundo y hay a quienes las hormonas les hace sentir pletóricas y a quienes no les sientan tan bien. Las hormonas hacen que nos riamos o lloremos sin saber muy bien el motivo, que montemos la más grande por cosas sin importancia o que pasemos de todo. Las hormonas son caprichosas y a veces no tienen piedad.
En mi caso, fue una sensación extraña. Por una parte me sentía bien, estaba a gusto con mi cuerpo, en ese aspecto, me sentía feliz. Luego estaba la otra parte, la parte interna. En ese plano, las hormonas me negativizaron y me hicieron verlo todo muy negro. Estaba contenta, si, pero también muy preocupada, muy paranoica. Me da mucha rabia que mis hormonas, mi mente o lo que fuese me la jugaran así y no me dejasen disfrutar de mi embarazo.
Parte teórica
En cuanto a la parte más teórica, hay cinco hormonas clave en la consecución y evolución de un embarazo:
Ganodotropina coriónica humana o más conocida como HCG: Es la responsable de que los test de embarazo den positivo, y estimula la producción de progesterona y estrógenos. Es la hormona del embarazo por excelencia y aumenta progresivamente durante el primer trimestre siendo la causante principal de las nauseas y vómitos. Es una de las hormonas que se mide en la famosa prueba del “triple screening” aportando información muy valiosa sobre el estado del embarazo.
Progesterona: Es la encargada de convertir el útero en “un lugar óptimo” para nuestro bebé. Gracias a ella nuestro bebé podrá crecer en nuestro interior sin que el cuerpo lo rechace. Es una hormona que aumenta de manera radical cuando se produce en el embarazo y es clave en los procedimientos de reproducción asistida. El cuerpo de las mujeres embarazadas la fabrican de manera natural, pero cuando se produce una FIV o IA, el aporte de progesterona para conseguir una gestación exitosa es clave. Puede ser administrada de manera oral o vaginal, aunque normalmente se elige la segunda opción, ya que aunque es mucho más engorrosa, reduce al mínimo los efectos secundarios de la administración de progesterona (que no son pocos).
Estrógenos: Los estrógenos aumentan durante el embarazo y hacen que nuestra piel esté brillante. Además, ese aumento, hace que nuestro pelo no se caiga, haciendo que a o largo de esos 9 meses tengamos “pelazo”. ¿Lo malo? Que en cuanto el embarazo se acaba, adiós estrógenos, adiós pelo y adiós piel radiante. ¡Aprovechemos el efecto de los estrógenos mientras podamos!
Oxitocina: Es la hormona “del parto”. La que hace que se produzcan las contracciones y se inicie el proceso para traer a nuestro bebé a mundo. Por eso, cuando se tiene un parto programado o estamos en proceso pero el tema no termina de “animarse”, nos administran oxitocina para acelerar el proceso.
Prolactina: La prolactina está directamente relacionada con la lactancia materna, y es que esta hormona es la que estimula las glándulas mamarias que permitirán la producción de leche. La succión del bebé y su estimulación hace que esta hormona aumente optimizando esa producción leche.
¿Cómo os afectaron a vosotras las hormonas durante el embarazo?